Mundo Futuro: "El tiempo en sus manos"
(1960), viaje de ida y vuelta

Sábado, 6 de mayo de 2017

El escritor británico Herbert George Wells, más conocido como H.G. Wells, creó en su libro de 1895
“The Time Machine” el concepto de lo que a partir de entonces se llamaría máquina del tiempo. Por
primera vez en la historia de la ficción nos encontrábamos con un artefacto capaz de transportar a las
personas no de lugar sino de tiempo, llevándolas a cualquier era imaginable, al pasado o al futuro. A
pesar de lo atractivo de la idea, o quizá lastrada ésta por los efectos especiales necesarios para hacerla
creíble, no fue hasta 1960 que la obra se llevó a la pantalla grande. Y fue a manos de George Pal, un
productor y animador principalmente de cine de ciencia ficción, originario de Hungría y que consiguió
ser nominado nada menos que siete veces al Oscar por otros tantos cortometrajes de animación. Logró
el ansiado premio, aunque con carácter honorífico, en 1944, con tan solo 36 años, aunque terminó
siendo más conocido por producir “La guerra de los mundos” (Byron Haskin, 1953) y por realizar la
adaptación de esta “La máquina del tiempo”, ambas basadas en sendos libros de H.G. Wells.

La película, que en España se acabó llamando “El tiempo en sus manos”, relata el plan del propio
Wells, interpretado con la vitalidad necesaria por Rod Taylor, para construir un aparato que transporte
al ser humano a otras épocas. Así, el día de Nochevieja de 1899 propone el invento a sus amigos, que
recelan jocosamente, y les cita para verse de nuevo el 5 de enero de 1900. En cuanto se van de su casa,
el protagonista se mete en la máquina, la enciende y... ¡funciona! Sin moverse del sitio ve pasar las horas,
los días y los años. Su parada inicial es el 13 de septiembre de 1917, donde contempla que Europa vive
sumida en la I Guerra Mundial. Decepcionado, sigue adelante, hasta el 19 de junio de 1940, en plena II
Guerra Mundial. En un tercer intento por ver si la humanidad aprende algo y consigue vivir en paz, el
viajero llega hasta el 19 de agosto de 1966 -el futuro con respecto al año de producción de la película-
pero una nueva contienda, esta vez mucho más terrible aún, de carácter nuclear, se ceba sobre la
población con consecuencias funestas para el medio ambiente, dado que desata una tremenda erupción
volcánica que lo cubre todo de lava. Wells huye de ese año pero sigue enterrado durante siglos y siglos,
hasta que, por fin, la naturaleza resurge y decide parar la máquina. La fecha marca el 12 de octubre del
año 802.701. ¿Encontrará aquí el explorador restos de la humanidad? Y, si es así, ¿habrá ésta hallado
la manera de evitar la guerra? Y, por otro lado, ¿el protagonista podrá volver a su época?

El filme de George Pal traslada con fidelidad el espíritu investigador y científico de finales del siglo XIX
y las ideas antibelicistas y de progreso que desprende el libro de H.G. Wells. En su argumento de
ciencia ficción se aúnan con equilibro el sentido de la aventura y la reflexión sobre la condición humana,
sus defectos y sus potencialidades. Los Oscar, poco dados a valorar este género, premiaron los por
entonces magníficos efectos especiales de la cinta, a cargo de Gene Warren y Tim Baar. El resultado,
en cualquier caso, es una película que garantiza grandes dosis de disfrute y que marcó un antes y un
después en las historias de viajes en el tiempo. Mucho más tarde, en el año 2002, Simon Wells,
bisnieto del propio H.G. Wells, dirigió su propia versión cinematográfica, “La máquina del tiempo”,
protagonizada por Guy Pearce, introduciendo elementos románticos y de las ya recurrentes paradojas
temporales.

Paco Mota